Jesús promete proteger nuestros corazones y nuestras mentes con paz. El enemigo usa la ansiedad para crear un campo de batalla en nuestras mentes, que afecta nuestra relación con Dios, nuestra creatividad y nuestra identidad. Cuando permanecemos en un lugar de oración y llenamos nuestras mentes con la verdad, no seremos distraídos por las batallas que no deberíamos pelear.