Jesús nos mandó amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Candace Johnson nos reta a que prestemos atención a nuestro diálogo interno y a cómo nos amamos en nuestras palabras o juicios. Inclinemos nuestro oído a lo que Dios dice acerca de nosotros y abracemos quienes somos con compasión y amabilidad.