Hablan, hablan y hablan sin esperar respuesta alguna. Muchas cuentas en las redes sociales son puras cajas de resonancia de notas de prensa, teletipos automáticos y comunicados oficiales. Su única forma de dialogar es el monólogo; nada les interesa más que escucharse a ellos mismos. Aún así, muchas veces por lo que representan, obtienen miles de seguidores. Es mejor dejarles hablar solos a que interrumpan con sus ruidos el resto de trinos del bosque.
Hablan, hablan y hablan sin esperar respuesta alguna. Muchas cuentas en las redes sociales son puras cajas de resonancia de notas de prensa, teletipos automáticos y comunicados oficiales. Su única forma de dialogar es el monólogo; nada les interesa más que escucharse a ellos mismos. Aún así, muchas veces por lo que representan, obtienen miles de seguidores. Es mejor dejarles hablar solos a que interrumpan con sus ruidos el resto de trinos del bosque.
El ladrón de la Web. Es señal de malos augurios, por lo que nadie quiere verlo cerca. No respeta el trabajo de los demás y no sigue el código de conducta que aconseja citar a aquella persona que ha descubierto un buen contenido o que ha sido ingenioso con una frase ocurrente. Si ven algo que les gusta, lo copian, lo pegan y se lo apropian. Sin miramientos. Hay cuentas que están especializadas en vivir del material que otros crean o localizan.
El ladrón de la Web. Es señal de malos augurios, por lo que nadie quiere verlo cerca. No respeta el trabajo de los demás y no sigue el código de conducta que aconseja citar a aquella persona que ha descubierto un buen contenido o que ha sido ingenioso con una frase ocurrente. Si ven algo que les gusta, lo copian, lo pegan y se lo apropian. Sin miramientos. Hay cuentas que están especializadas en vivir del material que otros crean o localizan.
Camuflado entre el follaje, el cuco apenas es visible con sus escasos mensajes o fotos en nuestras páginas de las redes sociales. Si lo escuchamos en su justo momento, está anunciando la primavera; pero si es antes o después, habrá heladas y mal tiempo. En Japón representa el amor no correspondido, y en cambio en Occidente, en muchas ocasiones se asocia con la infidelidad.
Camuflado entre el follaje, el cuco apenas es visible con sus escasos mensajes o fotos en nuestras páginas de las redes sociales. Si lo escuchamos en su justo momento, está anunciando la primavera; pero si es antes o después, habrá heladas y mal tiempo. En Japón representa el amor no correspondido, y en cambio en Occidente, en muchas ocasiones se asocia con la infidelidad.
Es un pájaro que impresiona; su sola visión causa el terror. Nadie sabe muy bien quiénes son, pero cada vez que aparecen en un debate o discusión sobre un tema, preludian el apocalipsis: todo puede ir, e irá, a peor. Llegan con sus máscaras de cuero y sus anteojos para evitar contagiarse. Nunca está del todo claro si coinciden con la aparición de la enfermedad, o la causan. Ni siquiera se sabe si, tras la máscara, realmente se esconde un pájaro.
Es un pájaro que impresiona; su sola visión causa el terror. Nadie sabe muy bien quiénes son, pero cada vez que aparecen en un debate o discusión sobre un tema, preludian el apocalipsis: todo puede ir, e irá, a peor. Llegan con sus máscaras de cuero y sus anteojos para evitar contagiarse. Nunca está del todo claro si coinciden con la aparición de la enfermedad, o la causan. Ni siquiera se sabe si, tras la máscara, realmente se esconde un pájaro.
Dodo significa estúpido en el lenguaje coloquial portugués. Parece que este ave no percibía al hombre como una amenaza, y cuando los marineros lusos se los encontraron, eran animales muy fáciles de cazar. Simpáticos, despreocupados, o niños grandes, hoy hablamos de personas inocentes que no advierten el peligro que otros generan con sus mensajes y sus relaciones. Una pena que también aquí estén en peligro de extinción.
Dodo significa estúpido en el lenguaje coloquial portugués. Parece que este ave no percibía al hombre como una amenaza, y cuando los marineros lusos se los encontraron, eran animales muy fáciles de cazar. Simpáticos, despreocupados, o niños grandes, hoy hablamos de personas inocentes que no advierten el peligro que otros generan con sus mensajes y sus relaciones. Una pena que también aquí estén en peligro de extinción.