Paso a Paso a la Eternidad.

AMAR, ES CONOCER A DIOS Un gran número de cristianos al rededor del mundo, erróneamente pensamos que al conocer intelectualmente las Sagradas Escrituras de tapa a tapa, nos hace conocedores de Dios, pero si realmente conociéramos todo el contenido de las Escrituras, sabríamos que el conocimiento intelectual de ella, no nos hace conocedores de Dios, pues el conocimiento real, es la aplicación del contenido Bíblico en nuestras vidas, y sobre todo las enseñanzas que hablan acerca del amor de Dios. El amor hacia otros, es el pilar fundamental para decir que realmente conocemos a Dios o no, tal como lo recalca el apóstol Juan: “Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.” 1 Juan 4:7-8 DHH. El amor a nuestro prójimo es una evidencia tangible de que hemos nacido de Dios y lo conocemos, pero si no manifestamos ese sentimiento profundo por los que nos rodean, es una clara evidencia que nuestro conocimiento de Dios es solo de forma intelectual. El conocimiento intelectual de Dios para nada tiene provecho, porque es un conocimiento muerto y no puede cambiar nuestras vidas. Pero la manifestación del amor por otros, es el conocimiento vivo del Señor, el cual tiene el poder para cambiar vidas, porque el verdadero amor proviene de Dios, y todo aquel que lo practica es porque realmente es su hijo, y conoce la voluntad de su Padre, por eso hace todo lo que a Él le agrada. Pese a que conocemos la voluntad de nuestro Padre celestial, no es nada fácil poder expresar un profundo amor por todas las personas que están a nuestro alrededor, ya que existen personas que tienen actitudes agresivas hacia nosotros, y estas actitudes dificultan en gran manera que nosotros podamos amarlos. Pese a las berreras u obstáculos que nos puedan poner las personas para que les expresemos amor, no debemos rendirnos tal como nuestro Señor Jesucristo no se rindió con nosotros, cuando constantemente le ofendíamos con nuestra desobediencia, rebeldía y pecados. En nuestras fuerzas será difícil expresar amor por todas las personas que nos rodean, pero si nos dejamos ayudar por el Espíritu Santo, lo podremos hacer, ya que El Espíritu Santo nos puede dar el poder necesario para amar a otros, pese a que nos hayan lastimado. El Espíritu de nuestro amado Señor vive en nuestro corazón y nos puede hacer más semejantes a Él. Que nuestro conocimiento de Dios no solo sea de manera intelectual, sino que sea un conocimiento real, un conocimiento que aplica sus enseñanzas acerca del amor a otros. Con esto en mente, tratemos de amar profundamente a nuestros hermanos, tal como Dios nos ama y nos da la posibilidad de vivir eternamente junto a Él en el reino de los cielos.